miércoles, 17 de febrero de 2016

¿Has imaginado quién eres para Dios? ¡Hoy te lo voy a decir!


Humanamente permanecemos 9 meses dentro de nuestra madre, algunas veces menos, pero desde el momento de la fecundación, e inclusos antes, ya nuestros padres sueñan con nosotros.

Ellos se preguntan por cuál será nuestro sexo, ¿de qué color serán nuestros ojos?, ¿cómo será nuestro cabello?, ¿será sano?, ¿se parecerá a mi?. E incluso, nos visionan, y hacen planes con nosotros, desde antes de consultarnos.
Desean que seamos futbolistas, cantantes, modelos, ingenieros, arquitectos, y, al nacer, día a día nos van formando, en nuestra ignorancia, pero solo es poco a poco cuando se ven los resultados, a medida que vamos creciendo, y ellos reflexionan: ¿fue cómo lo soñé?, ¿es cómo lo imaginaba?, ¿Tomó el camino que yo le tenía preparado o fue construyendo un nuevo camino?.

Así mismo es con Dioscon una pequeñísima diferencia:

Él antes de permitir que se conozcan nuestros padres, ya tiene escrito cuándo llegaremos a este mundo, que año, que mes, que día, en qué lugar, en manos de que persona, e incluso cuál será nuestro nombre.
Pero más que eso, él ya conoce cuál será nuestro sexo, el color de nuestros ojos, el tipo de cabello, y nuestras necesidades por el resto de nuestra vida.

Él ya tiene, desde mucho antes, planes para nosotros. Somos la respuesta a la necesidad real del mundo, una extensión de Dios en la tierra, sus labios, sus manos, sus ojos. ¡SUS HIJOS!
Él puede hacerlo solo, pero quiere hacerlo con nosotros, a través de nosotros.
Él, en su inmensa bondad, y sabiduría, decide darnos vía libre a crear nuestro propio destino, el que él ya nos preparó, el más seguro, si decidimos escuchar su voz, o el que nosotros, en nuestra inocencia, ignorancia, independencia decimos tomar.

¡Es aquí donde cambia la cosa!

Tienes dos caminos, ¿cuál vas a tomar?
Siempre habrá tiempo, oportunidad, lugar y espacio para los que deciden cambiar de rumbo.

“Jesús dijo que tenemos que ser como niños, para ver el reino de los cielos. 
Un niño es inocente, es dependiente, no guarda rencor, sabe reconciliarse rápido.
Sobretodo, un niño cree. Cree en lo invisible. Cree en lo imposible.”
Más que religión -  (Marcos Brunet, Jorge S) – Diálogo íntimo 2

¡Volvamos a la esencia de la inocencia!

¡Seamos como niños!

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